Mientras
tanto, una tenue brisa balanceaba las hojas de los arboles, y en el horizonte,
el sol regalaba los últimos rayos de luz del dia.
Observaba
este apacible atardecer sentado en el
porch de mi antigua casa de campo, recordando años pasados y lejanos.
De pronto
me quedé perdido en mis pensamientos. Aparentemente, es en el único lugar donde
puedo ser libre, donde todo tiene sentido; donde todo es perfecto.
"La paz de la
pampa es un bien que no puede adquirirse en una ciudad, aún invirtiendo todo el
dinero que sea. La gente de la ciudad no
comprende esto, vive continuamente comprando cosas para lograr paz y tranquilidad,
en un ámbito en el que esas palabras no existen, ni existirán jamás.
El objetivo
de la vida de un hombre en una ciudad es hacer dinero, mientras que en el campo,
la vida tiene otra perspectiva, si se quiere mas elemental, silvestre o pura;
pero no tiene ese significado materialista acuñado; en la pampa un arado es
mucho mas útil que un billete, y un anochecer estrellado es mas lindo que
cualquier estreno cinematográfico.
El hombre
es un ser gracioso. Pero sobre todo ignorante, pasa su vida perdiendo su salud para ganar dinero, y luego pierde el dinero para
recuperar la salud.
Piensa de manera ambiciosa con respecto al futuro y no disfruta el presente, por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Vive como si nunca tuviese que morir y muere como si nunca hubiese vivido. Es un ser totalmente patético y lamentable.
Piensa de manera ambiciosa con respecto al futuro y no disfruta el presente, por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Vive como si nunca tuviese que morir y muere como si nunca hubiese vivido. Es un ser totalmente patético y lamentable.
Pero debo decir que no he llevado siempre
esta vida rural, tambien fui una persona que ha vivido mucho tiempo en la ciudad
bajo ese ritmo tenaz, dominado por los billetes y los relojes. He caminado las calles de la ciudad, he
respirado su humo, he sido víctima de su atropello y me he sentado en sus
plazas, comparables a macetas navegando en el medio del cemento y la mugre.
Probablemente,
aún continuaría viviendo como un mediocre en un monoambiente del centro, mirando la basura
televisiva de turno y oyendo diariamente sinfonías de sirenas y bocinas; si no me hubiesen
diagnosticado hace unos años atrás, esta enfermedad terminal que me consume a cada segundo.
He pasado
tantos años viviendo como un animal enfermo por el dinero y el consumo, que finalmente
decidí vivir mis últimos años de la manera mas humana y natural posible. Si el
hombre nace sin un celular en su mano, tendría que morir de la misma manera,
tan solo respirando el perfume de los robles y azhares, escuchando el canto de
los pájaros, y observando como postal el universo estrellado".
De repente
un zumbido hizo que abandone momentanemente mis pensamientos.
Levanté mi
cabeza y vi que se trataba de una avioneta que volaba a lo lejos. Es bastante
raro ver alguna sobrevolando estas zonas. La última que recuerdo haber visto por
aca fue hace ya unos 3 o 4 años.
Por alguna
razón, mi atención se quedó posada en aquella aeronave que se dirigía hacia
donde yo estaba.
Es curioso
como las cosas habituales de una ciudad son algo especial en el campo. En una
ciudad nadie le prestaría mas de un segundo de atención a un avión, mientras
que para mí, era todo un acontecimiento ver a esa maquina sobrevolando los
cielos.
Me levanté
de mi asiento, y me quedé parado a unos metros de la casa, para poder
observarlo mejor. La aeronave se acercaba cada vez mas hacia donde estaba.
Esperaba ver de cerca, con el mayor detalle posible, el paso de la avioneta. En
ese momento sentí que todo lo que me unía a la ciudad era ver esa avioneta.
Entonces
percibí que el piloto de la aeronave se movía demasiado dentro de la cabina,
mientras yo miraba con atención todo lo
que ocurría.
La avioneta
enfiló directamente hacia donde estaba parado, y percibí que habia fuego en uno
de sus motores. El piloto trató
inutilmente de revertir el curso de su aeronave y finalmente abrió una de las
puertas y se arrojó en un paracaidas.
El avion
estaba a unos 200 metros de donde estaba y se dirigia hacia mi. Por unos
intantes, me quedé parado observando la nave sin hacer un movimiento. Al ver que no me movía de allí, el piloto comenzó a gritarme moviendo sus brazos
energicamente.
Pero yo no
me movía. Ahora estaba a 100 metros. La distancia entre la nave y yo se
acortaba proporcionalmente al aumento de los gritos del piloto.
No me moví ni
un centimetro, no queria hacerlo. Por un momento, sentí que todo cobraba sentido, todo era lógico, que
las cosas debian ser asi, debían terminar asi.
Sentí que toda
la conexión que me quedaba con la ciudad radicaba en esa avioneta. Habia nacido
en la ciudad, habia vivido en la ciudad, luego decidí auto exiliarme en el
campo, pero aunque quisiese negarlo, mi esencia era la ciudad: habia intentado huir
de sus garras y su asfalto dibujando otra realidad, pero no podía negar que la
ciudad ya me habia transformado en lo que nunca quise ser, y que el campo no hacia
mas que extender y suavizar la agonía.
La avioneta
estaba a unos 50 metros de mi, mientras el piloto seguía gritándome sin
entender porque no me movia. Y es lógico, el desconoce todo lo que he pasado.
Simplemente
levanté mi brazo saludandolo; llendome con el viento, los pájaros y las
estrellas, llevándome los rayos del sol y el agua clara, el canto del gallo por
las mañanas, las lluvias, la quietud y el silencio.
La ciudad
que me habia creado ahora me reclamaba, me mostraba quien era, de donde
pertenecía; y si bien hice todo o posible por olvidar quien fui alguna vez, al
final, mi esencia seguía siendo la misma.
Y ese avión
dirigiendose a toda velocidad hacia mi, era la ciudad, llevandome de nuevo a
casa.
FIN
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