viernes, 18 de julio de 2014

Baño de realidad

Tristeza y angustia. Sé que es temporal, que con el correr de los días disminuirá y se aplacara. Así es como cura el tiempo.

Esa tristeza se debe a que hace escasas horas Argentina acaba de perder la final del mundo.
Y puede pasar, es algo natural si lo razonamos desde la lógica, dejando las emociones y los sentimientos de lado.
Juegan 2, festeja 1.  Es sabido de antemano. Esta vez le tocó festejar al otro.

Pero es más triste si se piensa desde el plano de que en este país, lo único que nos une como sociedad es el futbol y los problemas.
Por eso nos aferramos tanto al futbol como si fuese una religión. Porque necesitábamos esa alegría, porque si bien nos hubiese unido de una forma falaz por algunas semanas o tal vez meses, esa felicidad hubiese funcionado.

Desde que nací, en 1990; en el plano social siempre estuvimos mal: falta de trabajo, una educación que viene en franca decadencia, inseguridad y delincuencia en aumento y sin control, y corrupción en todos los aparatos sociales y gubernamentales posibles.
No soy ingenuo, se que todos los países del mundo, o la gran mayoría, padecen estos problemas en mayor o menor medida, pero Argentina te demuestra día a día que siempre se puede estar un poco peor.

“Por suerte no te tocó vivir los golpes militares o una guerra” dirán algunos; es verdad por suerte no, pero me ha tocado ver gente que se ha quedado sin su trabajo y su casa, que ha tenido que irse del país porque perdió hasta sus esperanzas, y gente que ha muerto a manos del asesino de turno.

Por eso la gran “responsabilidad” que tiene el futbol en esta tierra. Por eso ese exitismo que muchos condenan. Por eso esa necesidad imperiosa, casi vital; de ser buenos en algo como sociedad.

Hemos caído muy bajo, el futbol es la única forma que tenemos para festejar algo. Y hace muchos años se viene negando, y no sé, sinceramente, si se volverá a estar tan cerca otra vez.

Llegamos a la final, no lo desmerezco, es motivo de orgullo y agradecimiento por todo lo demostrado; pero desgraciadamente no es suficiente para una sociedad que no progresa como tal, que lleva muchas derrotas a cuestas y parece no conocer de victorias.

“Tenemos al mejor jugador del mundo, al papa, médicos y científicos reconocidos en todo el mundo” pero son siempre individualidades, casos particulares; y el futbol, como la vida se desarrollan en grupo.

Terminemos con la mentira de que somos los mejores del mundo. No lo somos. Probablemente no como grupo. Esa soberbia siempre nos lleva a la ruina.

Tenemos mucho que aprender, empecemos de una vez.