viernes, 15 de julio de 2011

La Pesadilla del Poseso



El camino se estrechaba cada vez mas. La bruma rodeaba todo a su alrededor. Corría entre sombras, tratando de perderlo. Era inútil, siempre estaba detrás de sus pasos, acechándolo desde las penumbras. Podía percibir su voz enronquecida que sonaba como eco por todos lados, riendo demoniacamente. 
Estaba exhausto, ya no podia huír mas. Los latidos del corazon aumentaban su frecuencia cardíaca. Si no intentaba serenarse, sus palpitaciones lo delatarían rapidamente.  Se escabulló debajo de un pequeño puente de piedra que atravesaba un rio seco, y se quedó esperando allí. No oía absolutamente nada; a excepción de sus aceleradas pulsaciones. Mientras tanto, una debil y helada brisa atravesaba el lugar.
De pronto comenzó a oír pasos que se acercaban hacia el. Uno tras otro, percibia que se acercaban hacia donde se hallaba, acompañados de una ezquizofrenica risa. Se arrimó hasta el borde del puente para observar, pero no pudo ver nada. De repente, los pasos se detuvieron. Volvió a escoderse detras del puente, cuando el demonio  ingresó desde el otro extremo sujetándolo por la pierna.  Sentía como sus huesudos dedos le perforaban la carne. Trató de soltarse varias veces, inútilmente.  Finalmente,  pudo propinarle una patada con su otra pierna en su cadaverico rostro, y pudo zafarse. Salió corriendo de alli, pero la criatura, con increible agilidad, se abalanzó sobre el, dejandolo tumbado en el suelo. No podia moverse. Estaba absolutamente inmovilizado.  Mientras tanto, una sustancia vizcosa caia de los colmillos del monstruo. Se acerco hacia el y le mordió el cuello…

Despertó tirado en el suelo;  con un dolor de cabeza horrendo y un sabor a vómito en la boca. Alrededor de el había botellas por doquier, comida en mal estado, objetos rotos, restos de cocaína desperdigados.
Todo le daba vueltas. Habia sido una pesadilla espeluznante, que por un momento creyó real. Trató de ponerse en pie, pero era inútil, volvió a caer.
Tomó un cigarillo del medio del desorden, lo prendió con un fosforo que estaba disperso por allí, y se puso a fumar; al mismo tiempo que bebia lo poco que quedaba de una botella de ron. De repente comenzó a sentir un extraño dolor en su cuello. Parecía una herida punzante, ya que le brotaban unas gotas de sangre. Se arrastró hacia el baño, donde habia gran cantidad de vidrios rotos, y pudo ver en en un pedazo de espejo que estaba tirado, que su herida era una marca de colmillos. Se desesperó, comenzó a gritar histericamente. Trató de incorporarse, nuevamente sin éxito. Volvió arrastrándose al comedor,  donde finalmente se quedó recostado fumando; hasta que inexorablemente, quedó inconciente.

Se encontraba bebiendo una cerveza y mirando television; cuando de pronto, salió la criatura por debajo del suelo, desde el mismo infierno. Extendió sus alas y se arrojó sobre el. Forcejearon dando vueltas, entre botellas rotas, suciedad y jeringas vacias. El monstruo lo tomó del cuello con increible fuerza, asfixiándolo. El alcanzó a manotear un pedazo de vidrio de arriba de la mesa, y se lo clavó en el cuello. Un grito desgarrador se hizo eco en la habitacion.  El engendro lo soltó y luego le propinó un rasguño sobre su pecho.  El sujeto, bastante malherido, salió corriendo y se encerró en el baño. Desde alli escuchaba las carcajadas del demonio. Y como este golpeaba la puerta para ingresar. Golpe tras golpe, la puerta se retorcia. El trataba de contener el embate, pero la puerta cedía. Las risotadas de la bestia hacían eco en cada rincón del lugar.
De pronto los golpes cesaron. Tambien las risas. Se habian acabado. Tal vez el demonio se habia ido. O tal vez era una trampa.  Decidió permanecer alli recluido un par de minutos mas. Luego de un largo rato, decidio salir de allí armado con un palo. Entreabrió la puerta, miró a su alrededor pero no vió a nadie. Finalmente salió…

Un dolor incesante, insoportable lo despertó de su letargo. El ardor provenia de su pecho. Sentَía que su piel estaba quemándose. Se sacó su camisa, y se sobresaltó al ver las impresionantes marcas sangrantes de garras sobre su pecho.
Unos segundos despues, comenzó a escuchar esas risas, otra vez, por toda la habitacion; sonando cada vez mas fuerte, retumbando en el interior de su cabeza. Giraba alrededor de si mismo, insultando y tratando de hallar al maldito diablo. Fuera de si, se dirigió a unos cajones y tomó su revolver. 
Tambaleandose de un lado hacia otro, apuntaba hacia cualquier dirección. Disparo un par de veces al aire maldiciendo al demonio. Las risas de este lo habian enloquecido.
Lentamente, se acerco hacia el baño donde se percibia el mayor griterio. De una patada abrio la puerta, pero no encontro nada. Miró hacia los costados, nadie mas que el se encontraba alli. De pronto su vista se topó con el espejo.
Observándolo, percibió como su rostro comenzaba a transformarse. Ya no era su rostro, sino que habia mutado; sus rasgos habian desaparecido. Tenía la apariencia del demonio. Podia verlo en su reflejo, riendo; atormentandolo continuamente, hostigandolo en sus sueños y en su realidad. No podia vivir asi.
Un último disparo quebró la quietud de una tarde de domingo.


FIN